La cuñada nunca ha tenido confianza en su aspecto y siempre ha evitado deliberadamente la mirada pública. Pero su cuñado le daba consejos sobre maquillaje y ropa. Poco a poco, fue cambiando. Su sonrisa se hizo más refinada y también su belleza. Cuando empezó a atraer la atención de los que la rodeaban, el corazón de su cuñado empezó a latir más deprisa. "Siempre me has gustado", le dijo, sólo para ser rechazado. "Porque somos hermanos", dijo él, incapaz de renunciar a sus sentimientos...