"¡No me toques la cara...!" Feng Feng Ya, una belleza de clase alta en la zona portuaria. Los hombres que la despreciaban destrozaban sin piedad su rostro, como burlándose de su arrogante belleza. Su boca, sus mejillas, sus pestañas, sus labios... no importa cuántas veces se negara, la leche líquida seguiría manchando su "cara". Su orgullo le es arrebatado, su autoestima se desmorona. Es el fin de una belleza perdida.