Después de observar el desarrollo de los pechos de su hijastra durante más de una década, el padrastro no pudo contener su excitación y echó un vistazo a la bañera. Sus pechos suaves y ligeramente temblorosos y sus pezones erectos le hicieron olvidarse por completo de sí mismo. En un impulso, se precipitó y dijo: "Vamos a bañarnos el uno al otro como cuando éramos niños". Su polla dura como una roca...