"¿Te gustaría hacer ejercicio conmigo?" preguntó Miho, que vivía en la casa de al lado, con una figura regordeta, bien proporcionada y de formas bonitas. Parecía trabajar como entrenadora en casa y se ofreció a enseñarme. Pensé que era una buena oportunidad y me pasé por su casa. Miho se presentó con ropa reveladora, mostrando sus amplios pechos y sus hermosas nalgas. Mostró sus amplios pechos y sus tentadoras nalgas, y yo empecé a estirarme...