Mi mujer y yo fuimos a casa de mis suegros después de una larga ausencia. Los suegros nos recibieron calurosamente. Durante la reunión familiar, mi suegro dijo que quería ver a sus nietos, y mi mujer se levantó de repente de la mesa disgustada. Les expliqué a los desconcertados suegros que mi mujer se negaba a tener relaciones sexuales con ellos por la noche, aunque se lo pidieran. Al ver su decepción, sentí pena por ellos. Me desperté en mitad de la noche para ir al baño y acabé mojando los pantalones delante de la puerta de la habitación de mis suegros...