Cuando me despidieron de repente, no sabía qué hacer, pero por suerte, me acogió Ozawa, el presidente de la empresa cliente, y me costó encontrar un nuevo trabajo. Después, aunque me prometieron llevar a mi mujer y a mi marido a una excursión de empresa, al final sólo fueron mi mujer Ayano, el presidente y mi jefe. Un poco aprensivo, me fui al hotel, pero ...... el presidente y el jefe no paraban de obligarme a beber, y cada día me despertaba en la cama. La resaca...