Ser profesor a veces significa enfrentarse a la ira desnuda de los alumnos. Yuka, encargada de los mayores, tiene que dar instrucciones estrictas a los alumnos delincuentes todos los días para asegurarse de que suspenden. En la ceremonia de graduación, despide a todos los alumnos de este año sanos y salvos, y Yuuka está sola en su aula, mirando agradecida la pizarra llena de palabras de agradecimiento, cuando cuatro de los alumnos que se lo han estado haciendo pasar mal se acercan a ella...