Me trasladaron a un nuevo departamento y me recibió mi jefa, la Sra. Hatano, una subdirectora de impresionante belleza y afición al abuso sexual. Un día, intrigado por su perversa afición a la orina, empezó a hacerme tragar su orina todos los días ...... Entre la humillación y el placer de verme obligado a participar en este juego extremo de beber orina, empecé a convertirme en masoquista, pero ella...