Aquella mañana nos reunimos y apareció Shizuka, una compañera de la misma empresa. Llevaba las conocidas gafas, pero a diferencia de su atuendo habitual, iba vestida a la moda y tenía un aspecto distinto al habitual. Mientras conducíamos, quejándonos del trabajo y charlando, de repente preguntó si quería ir a un hotel. Al llegar al aparcamiento, le besó a la fuerza. Una vez dentro del hotel, se quedaron solos, besándose, chupándole la polla, haciendo el amor, y ella alcanzó el clímax una y otra vez mientras él la miraba vacilante. Un hombre casado...