Cuando se entera de que su hija y su yerno se pelean, toma la iniciativa de mediar. Como madre, hace todo lo posible por persuadirla, pero nunca se da cuenta de que la raíz de la disputa es el deseo que siente su hijastro por ella. Mientras se sumerge en la bañera, Kanehae se revela como una dormilona desprevenida, inconsciente de que alguien la observa. Sus movimientos descuidados y su sensualidad inconsciente estimulan a su hijastro y hacen tambalear su cordura.