"No...... no. Quiero ir a casa ...... gerente ...... eres repugnante ". Eso es lo que dije. Me gusta. Pero no la dejaré ir. Cuanto más seria, enérgica, mona e ingenua es la chica, más ganas tengo yo, el gerente, de darle una lección. No puedo evitarlo. Y lo que es mejor, me odia. Cuanto más me odiaba, más me excitaba. Un día, drogué en secreto a una trabajadora a tiempo parcial y la llevé a un hotel...