Mi mujer es una adicta al semen y le encanta sacármelo de la polla. En la cama, se acurruca junto a mí, tanto con dulzura y cariño como con una especie de lujuria, chupándome la polla con su suave lengua y bebiéndose mi espeso semen. El momento en que me estremecí de placer fue la recompensa definitiva para ella. Vestida con su traje de sirvienta, me sirve suave y apasionadamente mientras yo trabajo duro...