Me pareció una chica ingenua y lúcida. Sus gafas desprendían un aire de intelectualidad. Tenía un cuerpo voluptuoso y un culo precioso. Lo lamí y tenía una mezcla de sabores agridulces. En cuanto le metí el dedo, su culo se estremeció. Le metí la polla. Metiendo y sacando la polla, la boca rosada de su culo se abría y cerraba de placer. Iba a ser otro gran día.